
Regresé, regresé y me tuve que dividir, el don de la ubicuidad es tan fácil de adquirir cuando se trata de autodestrucción, porque siempre hay una parte que se resiste a entregarse por completo a esa enfermedad. Regresé, fallé, lo sé y ahora estoy disociada, no es posible acudir enterita al matadero.
Imagen: Lylia Corneli
2 comentarios:
Hey, no fallaste, yo más bien supongo que las cosas llegan al fin último cuando ya no hay ni una mosca volando o algún sueter olvidado...
Volviste y está bien, hay que dar los estirones posibles, chance en una de esas la cuerda da de sí y permite que dentro de ella quepan dos...
Te quiero y espero que te vaya muy bien... no hay porque lamentarse.
Gracias linda, tus palabras siempre son cálidas, te quiero mucho y la neta ya ni sé qué decir de las reincidencias. Besos
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