diciembre 26, 2010

Purificación



He quemado hasta el último retazo de tu ropa, por cada hilo que volaba fulminado, recé una oración desesperada que invocaba a la muerte con su irreversible misericordia. Sé que ella no me delatará jamás, esconderá bajo su vestido mi corazón y sabrá disimular su dulce escurrimiento.


Imagen: Jonal Lozano

mayo 28, 2009

Un dulce y doloroso hilo conductor…





**No hay muerte natural; nada de lo que sucede al hombre es natural puesto que su sola presencia pone en cuestión al mundo. Todos los hombres son mortales; pero para todos los hombres la muerte es un accidente y, aun si la conoce y la acepta, es una violencia indebida.


Despertó. Estaba segura de que él estaba en la habitación, gritó su nombre, lo buscó en el semisueño hasta comprender que no cabía la posibilidad; él tenía tres semanas de haber muerto. Comenzó a llorar, la realidad golpeteaba su pecho de tal manera que era insoportable vivirlo. Cerró los ojos deseando que un sueño largo clausurara la puerta del dolor.


**Dura tarea la de morir cuando se ama tanto la vida.


Durmió una vez más, soñó. La habitación se inundó desde abajo hasta convertirse en una especie de océano, pero había partes que el agua no lograba cubrir dejando ver una hermosa duela. Ella danzaba con él, su cuerpo se movía cálidamente, fluyendo como el mar, no había melodías, solo silencio, el silencio perpetuo de la muerte.


**No se muere de haber nacido, ni de haber vivido, ni de vejez. Se muere de algo.


Despertó. Lo llamó con la voz entrecortada tratando de gritar su nombre. Había algo que ardía como quemadura, solo el llanto profundo y sin aliento mitigaba ese ardor. Deseaba poder meter sus manos entre la piel y arrancar repentinamente lo que fuera necesario para dejar de sentir. Cerró los ojos, soñó que introducía la mano en su boca hasta llegar a su garganta, de ahí jalaba una especie de hilo de fuego que pasaba a lo largo de su columna vertebral, ardía tanto, que ya ni llorar era suficiente analgésico. Pero lo sorprendente era que el hilo parecía no tener fin, y mientras más apresuraba su salida, más insoportable se volvía ese ardor, decidió cortarlo, como cordón umbilical, no estaba lista para sacarlo en su totalidad.


Despertó, seguía sintiendo esa profunda tristeza pero en el fondo aquella imagen onírica la había tranquilizado. De pronto pensó: "cuando esté lista, lo sacaré de tajo. Y si nunca lo estoy, aprenderé a vivir con él. Me acostumbraré a su dulce carbonización".


** Simone de Beauvoir, "Una muerte muy dulce", Ed. Sudamericana.




Imagen: Lilya Corneli




mayo 11, 2009

Viajero...


Él era un viajero pero no lo sabía, se aferraba a la permanencia de su propio eje con tanta tenacidad que parecía inamovible. Sin embargo su naturaleza vertiginosa se manifestaba indomable, llenando de ligereza sus pies, gracias a eso había podido sobrevivir a la tempestad de un amor intermitente.


Quise coincidir, quizás por accidente, en algún momento ser su acompañante; pero él se iba, todo el tiempo, irremediablemente se iba.


Definición minimalista dedicada con todo mi corazón al viajero más involuntario que conozco: Z.I.G.M que además es taxonomista de mujeres policía, experto en armas de fuego y gran estudioso de los abismos puramente humanos.

abril 13, 2009

Mientras duermen...

Mientras duermen, mientras estás dormido, pienso, pienso todo el tiempo... en el queso que esta mañana se descompuso, en la maldita fragilidad de los bloques que se desmoronan despiadadamente, en los sueños. Mientras duermes me agarro muy fuerte de mi cepillo de dientes, lloro un poquito frente al espejo deseando como una verdadera creyente que se haga realidad, que tenga sentido.

febrero 23, 2009

Lo vi...


Vi un oso a través de la ventana, en la azotea, quize huir pero no me atreví. Ojalá regrese pronto, espero estar lista para irme.
Imagen: Natasha Gudermane

noviembre 10, 2008

God Knows





El Perro del Mar

octubre 20, 2008

Después del incendio...




Todo comenzó con un incendio, el fuego consumió en aquel tiempo todo cuanto encontró en su camino y lo confieso: quise huir, era imposible seguir respirando, sin embargo cuanto más intentaba separarme, más me fui internando en su centro y sin darme cuenta encontré confort en la espesura más densa de los árboles que resultaron ilesos. El movimiento del viento, que poco a poco fue siendo menos tóxico, me fue llevando hasta disfrutarlo como una lluvia después de una larga sequía. Lo he visto morir, lo he visto humedecer, lo he visto languidecer y quedar en los huesos, lo he visto robustecer y llenarse de colores, lo he visto crecer, lluvioso, líquido, fértil. Sé que puede volver a enfermar, que el fuego se adhiere sin piedad y también sé que mientras más me aleje de él, más cercana será mi autodestrucción.








Pequeño post dedicado a todos los amigos que han entrado a este bosquecito, que por éstas fechas cumple un bonito año de vida y que con su toque han contrubuído a su reforestación. Gracias a mi Rotita hermosa, a la Reyna Galáctica, gracias Pete, User Name, Lilith y a todos los que en algún momento han dejado huella de su visita. Besos a todos.






Imágenes: Eugenio Recuenco