febrero 27, 2008

El Compañero Incómodo


Cada vez que abría el refrigerador lo veía, todas las noches estaba ahí, congelado, con la cara totalmente maligna y petrificada. Se burlaba de ella, que espantada, cerraba con un portazo el aparato y salía corriendo de la cocina tratando de convencerse de que no era real lo que había visto. Sin embargo a la noche siguiente volvía a suceder, ella confiada abría el refrigerador para sacar algún alimento y él estaba ahí, mirándola en silencio con ojos escrutadores y burlezcos. Ella lloraba cada vez que lo veía, se paralizaba de miedo y utilizaba toda una serie de recursos para huir de ese mounstrito impactante que no se atrevía a tocar ni a sacar de ahí.

Él era un mounstrito que ignoraba su origen, un día apareció de la nada dentro del refrigerardor de una mujer a la que disfrutaba torturar con su imagen, nadie le había dado semejante consigna, sin embargo, en cuanto ella abría el refrigerador, automáticamente se disparaba en él un instinto perverso que lo impulsaba a asustarla, pero cuando se percataba de su reacción y de la cara de sufrimiento que ella mostraba, se arrepentía terriblemente.

Ninguno de los dos entendía la existencia del otro, cada noche sucedía lo mismo, ella abría el frigorífico y él la asustaba; hasta que de repente, sin darse cuenta, habían construido una rutina de espanto y reparación de la que cada vez eran más dependientes, tanto, que cada uno esperaba el momento del día en el que sus caras se topaban para después separarse súbitamente.

Hasta que un día ella decidió romper con esa cadena de encuentros y desencuentros, pues estaba comenzando a angustiarse por el lejano contacto con ese ser que la atormentaba y que al mismo tiempo, por una extraña razón, estaba comenzando a necesitar. Ella se preguntaba acerca del origen de esa criatura espantosa, se cuestionaba acerca de sí misma y del miedo que experimentaba al verlo; no encontraba respuesta alguna, la única certeza que tenía era la de saber que estaba dispuesta a enfrentarlo. Por lo que una noche, de ésas en las que el insomnio se hace presente, decidió levantarse y sacarlo de la nevera, tomarlo entre sus manos y acariciarlo suavemente hasta descongelarlo, pero al momento de abrir el refrigerador se dio cuenta de que él se había esfumado, lo buscó desesperadamente, sacó los jitomates, las fresas, la carne y nada, no encontró un solo rastro, él había desaparecido. Se quedó pasmada ante semejante revelación y hasta la fecha no está del todo segura de la existencia de ese mounstro con el que, a pesar de todo, tantas noches se sintió acompañada.

En cuanto a él, nadie lo ha vuelto a ver porque nadie sabe que ahora duerme tranquilamente en el refrigerador interno de ella y que está dispuesto a despertar cada vez que sea necesario, cada vez que haya que enfrentar noches de insomnio y días amarillentos de desolación.

Imágen: Henryk Alvarson

febrero 25, 2008

Ella también regresó a Su Casa



"New Soul"

Yael Naim

febrero 21, 2008

Confesiones de una Medusa de Mar Culposa







Mi presencia en algunas costas se ha convertido en un hecho frecuente, sobre todo en tiempos de soledades y ataques de pánico, esos temporales me acercan hasta la orilla, soy un fenómeno natural que no puede ser detenido, ya que no depende de mi voluntad ni de la de ningún hombre.

Te aseguro que no ataco por placer, tengo unas células urticantes, conteniendo en su interior un veneno y cuando lo suelto, es para cazar o para defenderme de algún peligro real o imaginario.

Por norma general, mis picaduras no suelen ser graves, aunque siempre hay excepciones.

Si hay algo que caracteriza a esas picaduras es la molestia y el ardor que representan.

Síntomas de la picadura de medusa:

Los síntomas comunes a las picaduras de medusas sin contar con que la víctima sea alérgica o tenga algún tipo de enfermedad que haga variar estos, son:

Dolor, emocional y físico
Ardor, emocional y físico
Inflamación, de la parte afectada y sobre todo del lado izquierdo del cuerpo
Enrojecimiento, principalmente del alma
Sangrado, solo en casos extremos y principalmente en la cordura

Primeros Auxilios ante una picadura de medusa:

Cuando una medusa te ha picado, el dolor y picor es inmediato, lo primero que hay que hacer es limpiar la zona afectada por la picadura, si es posible con caricias autoaplicadas.


Nunca deberemos usar agua dulce, ya que aunque parezca increíble, hay aguas dulces muy embusteras que rompen las células urticantes y puedes sufrir otra picadura.


Para limpiar la zona, el suero fisiológico es perfecto y también la saliva de algunos bellos recuerdos.


En caso de no haber, el agua salada también podrá ser una solución, principalmente la que sale de los ojos o de las nubes de otoño.


Durante 15 minutos aproximadamente deberás aplicar frío y resguardo a la zona afectada, no aplicar el hielo directamente sobre la picadura, sino cubierto con algún paño o toalla, si se tiene la posibilidad de recurrir a la mirada de algún oso polar o pingüino, esto será de mucho alivio.


Si hay algún resto de tentáculo adherido a tu piel, debes quitarlo, pero nunca con las manos. Utiliza unas pinzas. Y si esto sucede toma en cuenta que te has quedado con una parte de mí y que eso para mí tampoco es fácil.


También se administrará un antihistamínico, para la reacción y un analgésico para el dolor.


Si el dolor es muy intenso o el estado de la víctima empeora, deberá acudir a un refugio de inmediato.


No hay que frotarse ni con toallas, ni con arena, ni con sirenas, ni con nada que pueda lastimarte más.


Y sobre todo, es cuestión de tiempo, pues de verdad que todo lo cura, todo pasa.









Imagen: Danapra




boomp3.com

febrero 18, 2008

NUDE




Radiohead

febrero 17, 2008

Mujer-Meteorito



Por fin lo hizo: pudo morder la manzana, una “red delicious” entre sus dientes y se convirtió en un meteorito, incontenible, insostenible, inparable. No supo en qué momento optó por ese contacto explosivo al que tanto le temía, pero ahí estaba de repente envuelta en llamas, a una velocidad suficiente como para que nadie pueda detenerle, ni siquiera la caída interminable de los corazones que están a punto de reventar como ampollas. Eligió el vuelo, la explosión y traspasó aquel espejo transparente cuyas venas cada vez eran más espesas. Hoy entró a ese planeta que parecía tan lejano y tétrico, ya no le importa perderse. Con los residuos del miedo fortaleció la tranquilidad de una huída estoica, y con los restos de la tristeza está lista para sentir su piel erizada y para perder ocasionalmente las dimensiones de su cuerpo.
Imagen: Ira Bordo
boomp3.com

febrero 12, 2008

De Regreso a Casa

Se detuvo y estuvo parada mucho tiempo, ahí justo en esa piedra roja, dijeron algunos que la vieron vagando por última vez. Otros dicen que la vieron caminar muy despacio con la mirada perdida y que de vez en cuando se detenía para tocar algún árbol o para recoger un diente de león. Algunos otros dicen que platicaba con perros y gatos callejeros, preguntando por el camino de regreso, pero en ese momento no tenía muy claro hacia dónde quería llegar. Hubo quienes le regalaron mapas o le indicaban el camino con señas, hubo incluso quien le obsequió una brújula. Sin embargo, fue mucho el tiempo que estuvo perdida. Hasta que un día se topó con lo que necesitaba. Primero fueron unos ojos, los ojos flecha de un Mujer Rota que como ella, sabe lo que es estar mucho tiempo lejos de casa; después fue un corazón, el corazón linterna de una Reina Galáctica que conocía perfectamente la sensación de saberse perdido. A mitad de camino las manos de una Cortapelos de tacto suave la guiaron lentamente por la parte más oscura del camino y finalmente un grupo de luciérnagas la acompañaron hasta que ella poco a poco fue recobrando la memoria para regresar a su casa.






Nadie sabe qué pasó estando lejos, a nadie ha contado la totalidad de la historia, dicen los que la vieron llegar que tenía su vestido manchado de sangre y moretones por todo el cuerpo; otros dicen que la sangre no era de ella, sino de un hombre al que mató a quemarropa; muchos otros comentan que perdió la memoria en un accidente automovilístico y que por eso tardó tanto tiempo en regresar, lo cierto es que algo fuerte sucedió, pues aun no termina de desempolvar su casita y se le puede oír llorar durante algunas noches. Y cuando se le pregunta sobre lo sucedido ella simplemente responde: “hice un viaje inevitable, algunas veces para poder conocer nuestra casa es necesario ir y venir de las tinieblas”.

Imágenes: Nicolás Henri

febrero 06, 2008

Expresos en el desierto

La trayectoria para unir un punto con otro está abierta a un infinito número de posibilidades...













Había un camino mágico, ellos lo comenzaron a recorrer en silencio, miraban el paisaje a través de las ventanas del automóvil y no decían nada, únicamente contemplaban los colores y las nubes con su espesito andar. Ninguno de los dos sabía hacia donde llevaba ese camino sinuoso, a lo lejos se escuchaba una canción, los sonidos eran sutiles pero se intensificaban con el silencio que dominaba la escena. Ella miraba de reojo a su acompañante, que aunque desconocido en un nivel cuantitativo, pareciera como si existiera entre ellos una familiaridad fenomenológica que ambos alcanzaban a percibir y con la que se tranquilizaban, por lo que el silencio no era incómodo, por el contrario, era como estar en casa con un viejo compañero de ruta. Detrás de ellos se iban quedando espacios, cuadros, palabras, susurros, perros y colores, muchos colores, cada uno entablaba consigo mismo la conversación que le hubiera gustado proponer y que sin embargo, por alguna extraña razón, no se atrevían. El tiempo transcurría azul, tan azul que era lento y suave. Ellos, arrojados en un desierto inmenso que se los podría tragar sin ninguna dificultad, respiraban el olor de un viaje, la tentación del arrepentimiento y sobre todo, la atmósfera pesada de una trayectoria incierta. Ninguno de los dos hablaría de sus razones, ninguno de los dos hablaría de su historia, ni de su triste final, mucho menos de lo que fue haber traspasado la barrera de la que resulta imposible regresar. Ambos se sabían del otro lado, compartían la complicidad de compañeros de celda, de su propia celda, de su propio infierno y con la mirada habían decidido acompañarse en silencio, dignificando su dolor, el dolor de volver la mirada hacia atrás y reconocer que no hubo ninguna razón para quedarse.






De pronto se toparon con un entronque, era la señal esperada, él se detuvo; ella respiró y sonrió cálidamente. Se miraron y de sus ojos brotó una luz amarilla que lograron intercambiar, lo sabían, los expresidiarios se reconocen a simple vista y aunque decidieron no articular con palabras nada que tuviera que ver con eso, en realidad se lo habían dicho todo. Estaban cansados y temerosos, ellos conocían la distancia, el silencio y el vértigo y veían en los ojos del otro su propia necesidad de equilibrio. Ella se fue bajando del automóvil mientras le enviaba a su amigo secreto una sonrisa a distancia, esa distancia protectora que solo saben marcar quienes han estado sumergidos con cocodrilos en los pantanos . Ella cerró la portezuela y a través de la ventana se asomó para hacer con su mano una seña de despedida, él regresó la señal y se despidió también de su compañera silenciosa y cálida. Pisó el acelerador y se fue dejando a su paso las huellas del automóvil que lo transportaría hacia su nueva parada.

Imágenes: Danapra

febrero 04, 2008

Otros Bosques


..."The heart wants to explode far away
Where nobody knows"
Imagen: Albino Octopus
Canción y frase: Cat Power

El Bosque de Ellas

boomp3.com