octubre 09, 2008

La disolución de la sangre...

La disolución de la sangre significa disolver, eliminar lo que podría causar sangre y heridas: evitar el peligro.
Del hexagrama Huan (La Disolución), Libro de las Mutaciones







Dicen que ocurrió en el kilómetro 19, que el carro se volcó justamente en la zona llamada “El Columpio”, pasando el puente. Cuentan algunos testigos que el vehículo se volcó aparatosamente, que giró alrededor de cuatro a cinco veces, que cualquiera que viera los restos, pensaría que había muerto. No le permitieron mirar las fotografías pero en su rostro quedaron cicatrices que esconden silenciosamente la historia que ella no ha podido recordar.

Desde el día del accidente perdió algo, no en su cuerpo, pues a pesar de la reconstrucción quedó entero; extravió algo profundo cuyo nombre ignora, lo más probable es que no se hubiera percatado de su existencia a no ser porque comenzó a sentir la ausencia, como un órgano interno que solo se reconoce a través de los espasmos. Desde entonces padece la separación, sensaciones fantasma que señalan el dolor de una amputación desconocida.




Ha pasado noches enteras sin poder dormir, desea regresar al lugar, tocar el asfalto, el punto exacto donde ocurrió. Desea pedir perdón, no sabe a quién, quizás al camino, quizás a la muerte, pero en la profundidad de su vacío sabe que no es ella, ni la enfermedad las que le hicieron ingresar a esa angustia; no fue haber rozado la extinción, ni el asumirse perecedera, es algo que va más allá, inefable.
Hasta el momento lo único que es capaz de asegurar es una verdad que esconde y solo se susurra a sí misma cautelosamente: desde el día del accidente soy mala, perversa y oscura. Y efectivamente desde ese día brotaba de ella un sentimiento de desintegración incontenible que la impulsaba a destruir todo indicio de placer, se instalaba en ella una voz tan sádica que le imposibilitaba pensar o sentir cualquier cosa que fuera agradable, creaba imágenes que después exterminaba en cuestión de segundos, pero solo era cruel consigo misma, se había empezado a odiar tanto que no controlaba los impulsos de autodestrucción que con el paso del tiempo se iban acentuando más y más.





Regresar, pensaba que la única posibilidad de sentirse mejor era regresando al lugar, besando el suelo, suplicando una respuesta y tal vez, incluso, tal vez existiera la oportunidad de recuperar lo perdido.

Una noche se dispuso a solucionarlo, la vida había empezado a convertirse en un infierno que no estaba dispuesta a seguir habitando, por lo que decidió volver y guiarse por los vagos datos que tenía en la fragilidad de su memoria. Subió a un vehículo y tomó la carretera, se dirigía al mismo lugar, ella recordaba una laguna y un barranco, creía que todo había ocurrido en el kilómetro 16, pisaba el acelerador y conforme se iba acercando sentía en todo su cuerpo un temblor, su estómago se encogía y el pánico comenzaba a adueñarse de sus manos, estaba a punto de perder el control una vez más conforme iba reconociendo el paisaje, cuando de repente un camión que se acercaba en el carril contrario, la alumbró perturbadoramente con sus luces, fue cuando reconoció el lugar, definitivamente lo había encontrado, sintió una gran emoción, pues creía que por fin obtendría las respuestas que necesitaba. Detuvo el auto y se bajó, lo reconoció, buscó en el espacio, tocó la tierra y solo experimentó el vértigo de un recuerdo que tortura, pero no encontró nada y lo más probable es que nunca lo encontraría. Lloró al sentir la inutilidad de sus esfuerzos, se sentía condenada a vivir atormentada para siempre.

Después de largas horas de llanto regresó al auto, ya se podía percibir la luz de un sol que quiere comenzar a salir, era una madrugada helada, sus cristales se empañaron y al retomar el camino de regreso se topó una vez más con un camión de carga que venía de frente, por el carril opuesto, esta vez las luces que emitía no le resultaron tan desagradables, al contrario, fueron la señal que necesitaba para tomar la decisión; giró abruptamente el volante y se dejó ir de frente al autobús para estrellarse por completo, después de todo, comprendió que lo único que había pasado era que una parte de ella había muerto prensada en el accidente anterior, ahora tomaba la oportunidad de morir por completo y así fue.



Imágenes: Lilya Corneli

6 comentarios:

Noemí Mejorada dijo...

Cada vez que escribes algo que se relacione con el libro de las mutaciones me acuerdo de nuestras épocas en el original bar infierno... que lindas eran...

No puedo decir que este post es igual de lindo como las épocas de antaño porque definitivamente ese no es el calificativo... más bien es denso, como quien lo escribe, y definitivo, como la sangre diluida... "lindo" o "bonito", le quedarían cortos... ta bueno, buenazo... de miedo...

Vamos dejando que se desprenda toda la sangre de las heridas... que salga toda ya... es momento de dejarla fluir...

Un abrazo, ah, y una chulada de texto...

Leeme el I ching no??? (si se escribe así??? jajaja..

Beso!

Samantha dijo...

Rotita: Definitivamente las épocas de I Chin en el Bar Infierno fueron hermosas, la vida parecía escurrirse entre la música, el humo de cigarro y las palabras. Había mucha esperanza de por medio y aunque lo más probable es que hoy estemos mejor, al menos un poquito más estables, hay algo de aquellos tiempos que extraño mucho y no sé exactamente qué es :(

Ay¡¡¡, las heridas, la sangre y su movimiento, es importante dejarla ir siempre y cuando no quedemos muertas de hemorragias, qué lo peor es, como el personaje, andar mitad muerto y mitad vivo.

Besitos hermosa Rotita, gracias por tu comentario tan cálido, ciao.

Noemí Mejorada dijo...

Yo también esssstraaaññoooo....

:(

y no se exactamente qué... jaja que chistoso...

Un besote mijaaa!

Pete...! dijo...

De por sí que con esto me dio miedo:

"...desde el día del accidente soy mala, perversa y oscura. Y efectivamente desde ese día brotaba de ella un sentimiento de desintegración incontenible que la impulsaba a destruir todo indicio de placer..."

Pero el final me dio mas miedo y tristeza.
Bueno, espero que sólo signifique un nuevo renacer...

;-)

Me gustó esta historia, el tono trágico y macabro está logrado al punto. Saludo y Abrazos, Pam Pam!!!

Samantha dijo...

Pete: hay cosas oscuras de pies a cabeza, ni para donde hecerse, no es necesario que exista un trasfondo luminoso para que puedan existir, sin embargo gracias a esto podemos reconocer las polaridades, quizás en eso radica la esencia reivindicante de los actos oscuros y perversos.

Besos... y muchas gracias por venir. Se te estima mucho en este bosque.

Anónimo dijo...

Sigo viniendo, ojalá tus pasos algún día pisen el mundo desde el que te observo...