mayo 01, 2008

Relato de una Cebra Devorada




Entró por la puerta principal, sin permiso pero con el cinismo que caracteriza a los intrusos. Se metió intempestivamente, feroz como un león hambriento, tan seguro que ella no lo pudo detener. Lo dejó pasar hasta el fondo, hasta sus huesos.

Completamente ensangrentada ella necesitaba gritar que una bestia desconocida la estaba deshebrando pero no quería delatarlo, deseaba más. Ese animal conocía perfectamente las leyes de la cadena alimenticia y ella era la presa perfecta: vulnerable, un poco hostil y lo mejor de todo, con el corazón mirando hacia otro lugar.

Algo la detenía a dejarse partir en mil pedazos, quizás la culpa por permitir que un completo desconocido la devorara. Sin embargo, nunca nadie había intentado destazarle el cuerpo con tanto placer, ese placer que duele en las piernas y aunque trató de huir, con la poca fuerza que le quedaba, no pudo, el animal no se iría hasta saciar por completo su hambre; por lo que lo alimentó, sin amor, sin ternura, incluso con una pequeña dosis de odio, pero le dio de comer, asustada, enojada, pero también extasiada, tan satisfecha que reservaría ese gozo como un secreto que solo ella sabría, nadie más.






A la mañana siguiente era una cebra con el cuerpo completamente despedazado y él se había ido sigilosamente. Ella se fue reconstruyendo poco a poco hasta ponerse en pie para recapitular en su cabeza los hechos. Fue real, pasó y ahora con todo y la división que le implicó ese encuentro, quiere volver a verlo, a esa fiera salvaje que devora como ningún otro. Pero no sabe dónde encontrarlo, solo queda esperar, quizás con el tiempo él también quiera regresar, finalmente así son los animales indomables, siempre retornan cuando tienen hambre.
Imágenes: Nicolás Henri

12 comentarios:

Pau Llanes dijo...

¿Fue Leo?... Vaya relato más sangrante y devorador... Me encogiste el alma... Besos... Pau

Samantha dijo...

Pau, gracias por venir y por tus comentarios que siempre son bonitos e intensos.

Besitos¡¡¡

LINO FONTANA dijo...

Oh, Mai Gaaad!

Toda la clave está perfectamente inteligible. Sorprendente relato de una cebra que le gusta la mala vida con ése extraño amasio que se la come cuando quiere sin decir: ¡Ahí te voy!. jajaja

Muy bueno, me encantó!

Samantha dijo...

Lino, muchas gracias por tu comentario, me ancantan tus visitas, jejeje. Nos vemos y saluditos¡¡¡¡

user name dijo...

muy candente el relato...tal como es la vida devoras y te devoran..con placer y dolor....

me encanto¡¡¡

Noemí Mejorada dijo...

Ay que miedo, yo por eso no dejo que nadie me coma. Ni que me conviertan en cebra...

:)

Samantha dijo...

User Name: es verdad, así son las cadenas alimenticias y del deseo, lo interesante es ser devorado por quien elegimos, ¿no?.

Un abrazote :)

Rotita: ya te habías tardado en venir, te extrañé mucho, pensé que ya no te gustaba este bosque :(

Y no es tan trágico dejarse devorar, al contrario puede ser muy placentero, jojojo.

Te quiero hermosa¡¡¡¡¡

Vala Sailhin dijo...

Lo releó cada día y sigo pensando que yo hace unas semanas tuve un sueño bastante similar. Pero dudo de varias cosas: del número de semanas y de la materia real del sueño, pero no de la similitud. Qué extraño!..Extraño, de raro, extraño, extraño, de extrañar...ay quién sabe!! Qué cosas sueña una, verdad??...ja, besos...

Samantha dijo...

Pues tendremos el incosciente muy sincronizado, quizás fue de esas noches en las que se conectan los residuos mentales y se escriben historias paralelas desde el mundo onírico.

Sí, definitivamente es extraño, muy extraño de rareza y de añoranza, es maravilloso tener esos sueños porque una despierta hasta con dolor de caderas, ¿no?

I love you¡¡¡ Besitos...

Pau Llanes dijo...

DESPEDIDA: Vengo a despedirme… Fue un placer leerte y saber que alguna vez también tú leíste los textos de Pau Llanes… Un saludo fraternal y un abrazo cómplice… Pau

LINO FONTANA dijo...

Feliz día de las Madres.

Que celebres mucho este día, ya sea que tengas a tu mamá presente físicamente o en recuerdo.

Pásatela bien e iguales felicitaciones a todos en el blog.

Saluditos!!!

Samantha dijo...

Muchas gracias Lino, aunque no soy mamá aún, sin embargo tengo un hermoso hijo adoptivo llamado Pepo, él es un perrito maravilloso que sin duda me ha servido bastante para sublimar mi instinto maternal, jejeje.