marzo 06, 2008

El Bosque Enfermo de Katherine




No tenía una idea muy clara de cómo la quería pero empezó a tejer en su cabeza. Sabía el color, la textura y la densidad, más no la forma ni el tamaño. Poco a poco fue permitiendo que sus manos se dejaran llevar por movimientos ligeramente voluntarios y así la fue construyendo, sin patrones, sin un modelo ni una imagen concreta, puntada tras puntada, hilo con hilo fue dándole forma a esa prenda que en realidad era un plan. Tenía varias noches escuchando voces en su cabeza “la venganza es un plato que se come frío”, le decía una de ellas y cuando escuchaba esto apretaba fuertemente los hilos de su tejido y desde sus vísceras ese proyecto iba adquiriendo una claridad cada vez más satisfactoria. No lo haré, pensaba en algunos momentos de lucidez inusitada; sí, si lo haré se contestaba con un tono de voz tan distinto al anterior que parecía venir de otra persona totalmente diferente. Pasaron varios meses tejiendo y destejiendo, agregando colores e incluso nudos, transcurrieron noches enteras con diálogos internos interminables, escuchando todo un collage de voces que se contradecían y se entremezclaban hasta la saturación insoportable. No-lo-haré/Sí-lo-haré/La-venganza-es-un-plato-que-se-come-frío/noloharé/síloharé/lavenganzaesunplatoquesecomefrío.

Una mañana Katherine despertó con sus tres voces más fuertes que de costumbre, miró a John, su marido dormido y lo odió como nunca antes lo había odiado. Tuvo la certeza de inmediato, su telar ahora tenía una forma perfecta y sería para él, aún cuando la memoria tuviera otros rostros y otras historias verdaderamente dolorosas, esa prenda tejida desde su locura sería para él, para nadie más.

Treinta y siete puñaladas pusieron fin a la vida de John; Katherine extrajo un cuchillo de carnicero del matadero donde trabajaba y con él apuñaló y descuartizó a su marido, más este plan no terminaría en ese punto, decidió congelarlo por partes para irlo cocinando con legumbres en salsa, platillo del que se alimentaron sus propios hijos ingenuamente.

Katherine tejió su venganza, y envuelta en su telaraña puso fin al mundo que habitaba fríamente para entregarse a otro del que nunca saldrá para contarlo.


Nota: basado en un hecho real ocurrido en Australia en Febrero del año 2000. Se puede leer sobre el caso en el blog maltratadoras.blogspot.com

Imagen: Danapra

4 comentarios:

Pete...! dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
LINO FONTANA dijo...

Caramba, esto está maaaaaaaas macabro todavía que lo del Pavo Navideño jajaja

Por eso no me caso, que tal que algún día mi esposa se volviera loca y me convirtiera en una coladera. Mieeedo!!!

Me recuerda al tan sonado caso de lorena bobbit, la mujer que convirtió en eunuco a su marido.

Por cierto, me gustaron estas retóricas:

"un collage de voces que se contradecían y se entremezclaban hasta la saturación insoportable."

hilo con hilo fue dándole forma a esa prenda que en realidad era un plan

Bien. Pasa buen día!!!

Samantha dijo...

Jajaja, nooo, Lino, no te preocupes, no todas las mujeres seriamos capaces de semejante cosa, lo que sí te recomiendo es que tengas cuidado con las chicas malas de tu gremio, ésas son capaces de todo y las ladronzuelas son especialmente astutas y calculadoras, jejeje, qué miedoooo¡¡¡¡¡.

Cuídate¡¡¡

Noemí Mejorada dijo...

Pues uno nunca sabe eh chulaaa... capaz que se nos despierta la loca que traemos dentro y zaaaaaaaz!!!

Mejor no le calamos y no nos casamos, no em quiero convertir en asesina!!!!

:(