enero 16, 2008

La Mordedura Tajante



Lanzó las monedas, el Libro de las Mutaciones habló y la primera sentencia fue anunciada:

La mordedura tajante; el fuego con su adherencia y el trueno con un suscitativo movimiento. Su boca estaba abierta con una obstrucción entre los dientes, quería morder enérgicamente pero no podía unir sus labios.
Había un criminal de por medio, sus huellas eran latentes, él espiaba, él traicionaba, él bloqueaba, él sonreía mientras huía. El aviso estaba dado: “prevenir una lesión permanente”.

Nueve en el primer puesto

Perdió su primera oportunidad, ya era demasiado tarde para aplicar una pena suave, la trayectoria del mal no había sido detenida, los dedos de los pies seguían intactos, la transgresión no fue inmovilizada, el criminal pudo continuar.

Seis en el segundo puesto

Tuvo la opción de morder su carne blanda y desaparecerle la nariz, pero supo que el criminal era un personaje endurecido despertado por el cólera. No pudo ir demasiado lejos, sintió compasión y miedo.

Seis en el tercer puesto

Era el momento de morder ahora la vieja carne seca, sin embargo también era venenosa, despertaría odio, y no quiso enterrar los dientes, sentía que moriría, no tenía ni la energía ni la autoridad para castigarlo.

Nueve en el cuarto puesto

Mordeduras en carne seca, era necesaria la perseverancia, acudir por flechas de metal, recibir más datos, información del criminal que cada vez representaba una resistencia más difícil de superar. Él todavía no daba luz y decidió que su castigo tomaría un tiempo lógico.

Seis en el quinto puesto

Las oportunidades se agotaban, era justo el tiempo para la mordedura en carne magra seca, estaba perseveradamente enterada del peligro, el hecho no estaba siendo fácil, pero sí perfectamente claro. Y renunció al oro amarillo.

Nueve en el sexto puesto

Las referencias indican un criminal incorregible, solo le quedaba tomar el collar de madera, desaparecerle los oídos y condenarlo al aislamiento… pero aún necesita fuerza, las horas pasan y su corazón se aprieta, el criminal sigue suelto y cada día deja más huellas en el lugar de los hechos.
Imagen: Lylia Corneli

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