
He quemado hasta el último retazo de tu ropa, por cada hilo que volaba fulminado, recé una oración desesperada que invocaba a la muerte con su irreversible misericordia. Sé que ella no me delatará jamás, esconderá bajo su vestido mi corazón y sabrá disimular su dulce escurrimiento.
Imagen: Jonal Lozano