septiembre 29, 2008

El desprendimiento...

(...) Puse un fajo de fotografías en un sobre, lo pegué, lo até con una cinta y lo metí en el fondo del cajón. De vez en cuando, saco el sobre, lo toco, bajo las yemas de los dedos siento el dolor y sé que todavía no es hora de abrirlo. Pero un día, cuando el dolor desaparezca, lo abriré, miraré las fotografías y las clasificaré en el álbum. Las seleccionaré atentamente, las colocaré con esmero cuidando de que no se me escape ningún error. Me sentaré en esa ocasión junto al cristal de la ventana contra el que golpearán las primeras gotas de lluvia otoñal...

Dubravka Ugresic, “El Museo de la Rendición Incondicional”






¿Ya lo sentiste?, comienza el desprendimiento, el tiempo se llena de color sepia y la piel suelta más partículas de lo acostumbrado. Todo pareciera explotar silenciosamente como endometrio que todavía no recibe a un blastocito para darle alojamiento.

Imagen: Kelly Smith

septiembre 18, 2008

Un ecotono en la memoria...

Ha sido necesario escabullirse, mecerse entre sus propias ramas, buscar el ecotono que le posibilitara reconocer un nuevo bosque. Existe una cascada en la que pudo ver su cuerpo diluirse, golpeando entre las rocas que, como tortugas gigantes cobijaban el olvido...








Aun cuando todavía aparecen indicios de intromisión, aun sabiendo que hay depredadores que nunca mueren, logró encender una fogata para mantener vigilado el dolor, algunas veces se le escapa, se le derrama como sangre de remota coagulación; algunas otras, lo cobija entre sus brazos y lo besa con devoción, como si de ello dependiera la reivindicación de las fronteras, como si así lograra transgredirse abriendo otra dimensión para soportar todas las tesituras de la memoria. En otras ocasiones, lo amarra con un hilito y camina despacito, con él a su lado, lo conoce, lo toca, lo escudriña, sabe que no pasa nada, nunca se irá y no pasa nada, nada.
Imagen: Natasha Gudermane

septiembre 05, 2008

Sin más qué decir...



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