agosto 29, 2008

Pequeños Retazos de un Ataque de Pánico


Los escenarios cambiaban con cada temblor, todo alrededor se caracterizaba por sus derrumbes, lo importante era tratar de encontrar un punto fijo para adquirir equilibrio.

***

A veces se abrían pozos interminables en los que era inevitable caer para llegar a otro lugar igualmente inestable, había que correr de un lugar a otro sin ninguna referencia mas que la de evitar la caída.

***


Las ganas de estar solos se contradicen con la imposibilidad de soportar la soledad.

***
Lo que faltaba era aceptación, los síntomas no desaparecerían pero era importante saber que había significaciones alternas por encontrar.

***


Era una cuestión tan primaria que se obstruía el proceso respiratorio: ansiedad de ahogo. El tórax, los genitales y las piernas, sustentaban la ansiedad de una caída.


***

Solo era cuestión de encontrarse en una mirada, un apretón para plantarse y encontrar el arraigo que permita habitar el propio cuerpo.







Imagen: Natalia Gudermane
Canción: Pauline en la Playa

agosto 22, 2008

Terapia Intensiva


Entra hasta la habitación, abre las cortinas, observa por favor lo que hay en la cama, no lo toques todavía, nada más observa. ¿Puedes verlo?, aun respira cálidamente, es tan suave y tan frágil que cualquier movimiento en falso lo puede desvanecer. Cúbrelo con tu mantita favorita y ahuyenta el frío, no permitas que regrese la hipotermia. Ponle música, la que más te guste, te puede escuchar todavía. Acarícialo, acarícialo mucho y despacio, querrá despertar, querrá huir pero mantengámoslo así, protegido, cobijado, aun faltan muchos recursos por agotar, no se le puede dejar así. Démosle besos de manzanas rojas y caricias de berenjena, que se desborden las cerezas con todo y lo agridulce de sus venas, no le niegues tus miradas de lunita menguante, que tenga la certeza de que probamos hasta la última pócima, hasta el último brujo, que no le quede ninguna duda de que lo hicimos todo, absolutamente todo para evitar que muriera.
Imagen: Natasha Gudermane

agosto 11, 2008

Horno Fértil


Desde la cocina de su hogar espera el momento, tiene mucho, mucho tiempo trabajando en la construcción de su hogar interno, por lo que cada día se siente más segura para recibirlo, mientras, prepara postres reconfortantes esperando su llegada. Quiere darle la bienvenida dulcemente, ahora es momento de suavidad, después de tanto tiempo de acidez y oscuridad, está lista para internarse en otras texturas.
Pasa horas experimentando sabores, olores, hace combinaciones nuevas, variaciones de los recetarios y ya tiene una especialidad, un hermoso y sencillísimo pan de elote con mermelada de zarzamoras, cuya receta tenía escrita a mano con letra apretadísima y chiquita en una servilleta y que dice así:

Para el pan:

Tres elotes tiernitos y jugosos
Dos tazas de harina para preparar panquecas caderonas y pecosas
Dos barritas de mantequilla derretidas a fueguito manso
Cuatro huevos guapos y consistentes
Lecherita
Un chorrito de Vainilla

Para la mermelda:

Un cuartito de zarzamoras sexys y maduritas
Azúcar, mucha azúcar

Ella mezcla los ingredientes con mucha delicadeza, piensa que una de las mejores maneras de regalar amor es a través de la comida, nutriendo y compartiendo sensualidad en los paladares. Hornea el pan con tanta emoción que pareciera que cuida de una criatura muy frágil, lo observa hasta que está listo y al final lo decora hasta dejarlo completamente antojable.

La fertilidad de ese momento está a flor de piel. Ella lo sabe, se siente lista para darle paso, aun no sabe quien es, quizás aun ni siquiera lo conoce, pero lo puede sentir, se estan buscando, ella lo espera, sentada en la terraza con vista al bosque, mientras se fuma un cigarrillo, no tiene prisa, aun quedan muchos panecitos por descubrir.
Imágen: Ira Bordo